lunes, 1 de febrero de 2016

UN ANÁLISIS DE LAS MEDIDAS EXTRAORDINARIAS DE LIQUIDEZ


¿Ha sido la generosidad o irresponsabilidad la principal característica que ha marcado el sostenimiento del sistema extraordinario de financiación autonómica en los años de gobierno del Partido Popular (PP)?

 

Para dar respuesta a esta pregunta debemos remontarnos a las medidas tomadas en 2012 por el recién constituido gobierno del PP. En este ejercicio se aprobó el Real Decreto-ley 21/2012 de medidas de liquidez de las Administraciones públicas y en el ámbito financiero y se aprobaron diferentes medidas para mitigar problemas de liquidez existentes tanto en las Comunidades Autónomas (CCAA) como en las Entidades Locales (EELL). En el marco del Real Decreto-ley mencionado se creaba el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), mecanismo de carácter temporal al que se dotaba, para el ejercicio 2012, de 18.000 millones de euros. El mismo se establecía como una línea de crédito concebida para que el Estado preste dinero a las CCAA de modo que no fueran ellas las que tuvieran que ir a los mercados para financiar su deuda, acudiendo en su lugar el Estado. Esto indudablemente perseguía reducir el número de competidores por lograr dinero y reducir así su coste.

 

A finales del ejercicio 2014 el Partido Popular (PP) nos sorprendía con la aprobación del Real Decreto-ley 17/2014, de 26 de diciembre, mediante el cual se simplificaba y reducía a dos el número de fondos creados con objeto de atender a las necesidades financieras previstas en el mismo. Se establecían dos fondos:

 

  1. Fondo de Financiación a Comunidades Autónomas, que ampliaba la cobertura a un mayor número de CCAA y se estructuraba en tres compartimentos: Facilidad Financiera, FLA y Fondo Social
  2. Fondo de Financiación a Entidades Locales, estructurado así mismo en tres compartimentos: Fondo de Impulso Económico, Fondo de Ordenación y Fondo en liquidación para la financiación de los pagos a proveedores de entidades locales.
Llevamos por tanto 4 años enviando financiación adicional a las CCAA y EELL, periodo en el cual se ha transferido la cifra de 184.983 millones de euros.

 

El Gobierno menciona que el 70% de estas medidas se han destinado a financiar políticas sociales lo que nos lleva a preguntarnos por el destino de los recursos obtenidos en la financiación ordinaria de las CCAA y la falta de responsabilidad de los gestores en la ejecución presupuestaria.
 
Pero no solo llama la atención su importe sino también su distribución, tanto en tiempo como lugar:
 

Vemos como el conjunto de medidas adoptadas en el ejercicio 2012 supusieron inyecciones adicionales de liquidez por importe de 59.977 millones de euros, reduciéndose de forma significativa en el ejercicio 2013, manteniéndose en el ejercicio 2014 prácticamente en los mismos niveles del año anterior. Se podría pensar que en el ejercicio 2015 se seguiría reduciendo su importe pero sucedió al contrario, se registró un importante aumento hasta la cifra de 51.112 millones de euros, un 39,3% superior al ejercicio anterior. Curiosamente esto sucede en año electoral.  
 
Otro de los análisis a realizar de las cifras es su distribución por CCAA. Si realizamos un análisis del reparto, vemos como el importe financiado a las Comunidades Autónomas de Cataluña y Comunidad Valenciana concentraron entre ambas el 51% del importe total (28,6% y 22,3% respectivamente). Será casualidad pero aquellas Comunidades más beneficiadas, recordar que la tercera es Andalucía que recibe el 15,6% del total, son aquellas en las que se concentran en mayor medida los casos de corrupción tan de actualidad en estos días.
 
Visto su importe y distribución, debemos revisar el condicionado establecido por el Real Decreto-ley de 2014 con objeto de analizar su grado de cumplimiento:

  • Requería que la CCAA se sometiera a criterios de prudencia financiera. Esta prudencia parece que no se ha seguido dado que el importe de la deuda pública de las CCAA de Régimen Común se ha incrementado en 9 meses del 2015 en 14.880 millones de euros (un 6,62%), pasando de 224.707 millones de euros a 239.587 millones de euros. Vemos desde luego que la prudencia financiera no ha sido una característica de las CCAA ya que el importe de la deuda de las CCAA, de acuerdo al protocolo de déficit excesivo, a pasado de 137.049 millones de euros a la mencionada cifra de 239.587 millones de euros lo que supone un 75% de incremento.
  • Se mencionaba la necesidad de disponer de planes de ajuste que deben ser acordados con el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Estos planes de ajuste debían, entre otros temas, incluir el compromiso de avanzar en la reducción del sector público autonómico. Veamos la evolución de las principales partidas del gasto presupuestado de las CCAA desde el ejercicio 2011:
     

Se puede observar como los planes de reducción del sector público autonómico tan solo se pusieron en práctica en el ejercicio 2013, reducción que fue compensada con aumentos en los ejercicio 2014 y 2015. El resultado de estos cuatro años ha sido de un incremento global del gasto de 12.96%, siendo especialmente significativo el aumento del 18.38% en el gasto de personal. ¡Toda una reducción!
  • Se establecían medidas de control de forma que el Ministerio de Hacienda podría fijar la adopción de medidas concretas de contención del gasto público en el supuesto de que se aprecie inconsistencia entre la evolución de los recursos del sistema de financiación y la senda de gasto de la Comunidad, en el marco de los objetivos de estabilidad presupuestaria fijados para 2015. Inconsistencia que el Ministro de Hacienda parece olvidar a la vista del incumplimiento de los objetivos de déficit de ciertas CCAA.
     

La respuesta a la pregunta inicial es por tanto bastante obvia. La generosidad se ha convertido en irresponsabilidad desde el momento en que no se ha registrado ajuste alguno en el gasto público de CCAA y medidas que en su origen tuvieron un carácter temporal, y por tanto con el propósito de solucionar una necesidad puntual, se han convertido en mecanismos adicionales de financiación que evitan la necesaria reducción y racionalización del sector público autonómico.

Esta es mi opinión

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

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