sábado, 28 de enero de 2017

Hay que reducir el Impuesto sobre Sociedades


Se ha anunciado por parte del electo Presidente de EEUU, Donald Trump, y por la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, una importante reducción de tipo del impuesto de sociedades que pretenden situar en el 15% en sus países. Esta propuesta se encuadra dentro del paquete de medidas previstas con el objetivo de potenciar el crecimiento económico, apostar por la iniciativa privada y, en el caso del Reino Unido, evitar la salida de empresas que pudiera acontecer como consecuencia del Brexit.

Creo que está fuera de toda duda que el Presidente Trump llevará a cabo una reducción importante del Impuesto sobre Sociedades y que continuará, ante la incredulidad del Partido Popular, cumpliendo lo prometido en la campaña electoral. Es así mismo indudable que esta reducción impositiva dará a las economías de EEUU y Reino Unido una ventaja competitiva a las empresas que tributen en los mismos que, según parece, los países de la Unión Europea (salvo excepciones) no piensan imitar.


En España, donde parece que nuestra mayor preocupación es criticar a Donal Trump, se nos llena la boca hablando de populismo. No obstante olvidamos el término cuando oímos al Ministro Cristóbal Montoro afirmando que no se van a subir los impuestos a los ciudadanos y que su objetivo es aumentar la recaudación tributaria  través del Impuesto sobre Sociedades.

Que paguen las grandes empresas y no los ciudadanos. ¿Cabe más populismo fiscal que esta afirmación?

Quizá se piense que reducir el IRPF da votos y en cambio, reducir el de Sociedades no consigue muchos, al fin y al cabo la mayor parte de la población cree que la reducción del Impuesto de Sociedades no les beneficia. Es un impuesto que deben pagar las empresas, es decir, los ricos. Craso error.

Es importante señalar que los impuestos los soportan en última instancia las personas, no las empresas. La carga del impuesto de sociedades se distribuye entre los propietarios del capital, los consumidores y los trabajadores. El desplazamiento de la carga hacia los trabajadores se produce porque cuanto mayor es el impuesto sobre el beneficio, menor es la inversión empresarial, y por lo tanto menos crece la dotación de capital por trabajador, el determinante fundamental de la productividad y los salarios reales.

Una reducción del Impuesto sobre Sociedades supondrá una mejora de la inversión empresarial, favorecerá la localización de empresas que buscan minimizar su coste fiscal y afectará positivamente a los flujos de efectivo esperados, todo lo cual facilitará la apuesta de las empresas por el crecimiento y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Reducir el Impuesto sobre Sociedades favorece la inversión y la creación de empleo, supone un aumento de la productividad de las empresas y beneficia su competitividad.

Dice Daniel Lacalle que las empresas no deben ser vistas como cajeros sino como generadoras de empleo, crecimiento e inversión. Pensemos en el efecto positivo que sobre la recaudación tendría un mayor crecimiento económico y la aceleración en la creación de empleo.

Apostemos por el crecimiento, el empleo y la competitividad de las empresas españolas. Reduzcamos el Impuesto sobre Sociedades.

Esta es mi opinión

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

Vicesecretario del Consejo Político de VOX

domingo, 15 de enero de 2017

Responsabilidad y Compromiso

La responsabilidad para quienes nos importa lo que sucede en la economía, nos afectan los problemas de la sanidad, nos concierne la política educativa, nos atañe lo que sucede en el mundo y su impacto en la vida diaria de nuestro país, lleva consigo compartir nuestras propuestas e ideas sobre los asuntos que nos preocupan a los españoles. El compromiso no es más que materializar nuestra responsabilidad dando  un paso adelante y militar en el partido político más cercano a nuestros principios y valores.



Al contrario de lo que sucede en el espectro ideológico de la izquierda, la derecha sociológica tiene miedo de defender sus posiciones y se limita a exponer sus puntos de vista en charlas privadas y, como mucho, apoyar asociaciones que se consideran adalides en la defensa de unos valores. Asociaciones que deberían (no lo hacen) orientar a quienes con ellas simpatizan sobre las opciones políticas más cercanas a sus postulados.

La derecha sociológica tiene miedo de defender el derecho a la vida, se acobarda a la hora de defender la unidad de España frente a los independentistas, se amedrenta ante le imposición de una memoria histórica parcial y revanchista, se amilana ante una ideología de género improcedente,  se apoca a la hora de plantear una verdadera reforma del Estado, se encoge de hombros ante quienes reclaman un menor gasto público y menores impuestos alegando razones peregrinas, se atemoriza a la hora de plantear una verdadera reforma educativa basada en la libertad de elección de los padres, se asusta a la hora de acometer el tema inmigratorio y la amenaza del fundamentalismo islámico.       
Si los asuntos nos importan, la responsabilidad nos debe conducir a defender nuestra posición firmemente y apoyar a aquellos partidos políticos, al ser actualmente el cauce principal de representación de los ciudadanos, con quien nos sintamos en mayor sintonía con su programa. No pretendamos coincidir con la totalidad de sus propuestas ni pretendamos que actúe siempre como nosotros queremos. En todo grupo existen tantos puntos de vista como personas lo forman, pero tan solo se mantiene unido aquel en que todos sus componentes tienen claro los principios sobre los que se sustenta.

Responsabilidad y compromiso fueron los principales estímulos que me llevaron a afiliarme a VOX y que hoy me mantienen trabajando por este proyecto que debe servir para canalizar las propuestas de un sector de los españoles actualmente huérfano de representación en el Parlamento.

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

Vicesecretario del Consejo Político de VOX