martes, 13 de agosto de 2019

Falta sentido de Estado en la gestión de las finanzas públicas


Un gobierno en funciones que busca el apoyo de populistas de izquierdas, amantes del derroche público, y de partidos nacionalistas sin sentido de Estado, es el peor escenario que cualquiera se puede imaginar en el contexto de desaceleración económica en el que nos encontramos.
Un gobierno sin sentido de Estado

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Una desaceleración económica que será más acentuada si no se acometen con prontitud y decisión los principales retos de la economía española como son el elevado nivel de desempleo, la alta tasa de temporalidad en el empleo, el cuantioso endeudamiento, el déficit de las cuentas públicas, la sostenibilidad de sistema de pensiones, la baja productividad y el envejecimiento de la población.

Entre los retos mencionados se encuentra la necesidad de equilibrar las cuentas públicas, requisito por otro lado imprescindible para comenzar a reducir, en términos absolutos, el elevado nivel de endeudamiento.

Tener sentido común significa que la búsqueda de su sostenibilidad debería ser una prioridad para todo buen gobernante, especialmente en un país como España, donde los sucesivos gobiernos de PP y PSOE nos han dejado un elevado nivel de endeudamiento y unas cuentas públicas en las que el déficit es su principal característica.

Es absolutamente increíble que, a pesar de crecimientos superiores o cercanos al 3% en los últimos cuatro años (en 2015 y 2016 se registraron crecimientos del 3,6% y 3,2% respectivamente) y a un entorno de bajos tipos de interés nominales, la ratio de deuda pública sobre el Producto Interior Bruto (PIB) se siga manteniendo en un nivel altísimo. Nivel que supone un 98,7% del PIB al cierre del primer trimestre de 2019 y que en valores absolutos asciende aproximadamente a 1.200.000 millones de euros.

Un gobierno irresponsable en la gestión de las finanzas públicas

Una gestión responsable de las cuentas públicas aconseja aprovechar las épocas de crecimiento para reducir la ratio de la deuda sobre el PIB, de forma que las finanzas públicas dispongan de flexibilidad que permita hacer frente a gastos inesperados que resultan de las crisis financieras, recesiones o de otros acontecimientos que requieran dotaciones extraordinarias de fondos.

Una gestión que además sea eficiente exige tomar medidas tanto desde el lado de los ingresos como de los gastos. La combinación de ambas debería suponer una mejora estructural del saldo de las administraciones públicas

Pero nos encontramos que, en España, la razonabilidad y la eficiencia no son características la gestión pública. El déficit alcanzó al cierre de junio de 2019 los 10.514 millones de euros, lo que supone un incremento del 27% respecto al mismo periodo del año anterior. Este aumento del saldo negativo fue consecuencia de un fuerte crecimiento del gasto del Estado, que aumentó un 3,8%, frente a un incremento de los ingresos de tan solo un 1,8% (en términos de contabilidad nacional). Este déficit equivale al 0,84% del PIB, frente al 0,68% del mismo periodo del ejercicio anterior.

Un Gobierno ineficiente en la lucha contra el déficit público

Abordar los retos de la economía española, de acuerdo a lo comentado por José Luis Escribá, Presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), “requiere una visión integral de las finanzas públicas que englobe un análisis en profundidad de las administraciones territoriales, del marco fiscal, de los pasivos contingentes y de la calidad del gasto público”

No obstante, frente al sentido común y la eficiencia, en España nos encontramos que los localismos y regionalismos priman sobre una visión integral de las finanzas públicas, el derroche y los clientelismos se anteponen a un análisis en profundidad de las duplicidades e ineficiencias de los gastos de las administraciones territoriales, las políticas fiscales carecen de objetivos a medio y largo plazo, se cierran los ojos ante los pasivos contingentes y se sigue utilizando el gasto público con criterios políticos y electorales.

Sentido común, responsabilidad, racionalidad, eficiencia, sentido de Estado. Es la nueva política. Es la política de Vox.

Pablo Sáez Alonso-Muñumer
Diputado Nacional de Vox por Valladolid
Portavoz de la Comisión de Economía y Empresa