sábado, 11 de mayo de 2019

Un compromiso con el sector agrario



La vocación de servicio debe ser una de las principales razones que deben guiar el comportamiento de quienes aspiramos a representar a los ciudadanos. Una vocación de servicio que debe estar íntimamente ligada a la responsabilidad y, por tanto, al compromiso de escuchar a los ciudadanos para conocer sus necesidades, proponer soluciones y asumir el compromiso de cumplirlas.

El Mundo Rural siempre ha sido el gran olvidado y en los últimos tiempos observamos con perplejidad cómo se pretende legislar sobre asuntos, que afectan a su modo de vida, de espaldas a los colectivos y asociaciones que forman parte del mismo.


Nuestro país se encuentra dentro de las diez primeras potencias agroalimentarias a nivel mundial. Somos la primera potencia en el sector del aceite de oliva y ocupamos los primeros puestos en producción de vino, exportación de frutas y hortalizas frescas, producción de carne de porcino y somos líderes en acuicultura.
 
El potencial de España es enorme y desde los poderes públicos se deben poner los medios para sean los empresarios agrícolas quienes obtengan la mayor parte del valor añadido derivado de la venta de los productos al consumidor final, potenciando una industria agroalimentaria que debe ganar peso en el PIB español. No olvidemos que la industrias es el sector que mayor empleo inducido genera y además, ejerce un efecto de arrastre al empleo del resto de los sectores.
 
Una industria agroalimentaria fuerte debe estar basada en un sector agrario sólido basado en firmes pilares. Pilares que pasan, entre otros, por la defensa del mantenimiento de la Política Agraria Común (PAC), un Plan Nacional de Gestión del Agua diseñado como parte de un Plan Hidrológico Nacional, la consolidación y mejora de los seguros agrarios, revisar las políticas de “saneamiento ganadero”, la exigencia de los mismos requisitos a los productos importados que a los nacionales y la promoción del consumo de productos nacionales que deben ser adecuadamente etiquetados para su visibilidad por los consumidores.


Fomentar industria agroalimentaria exige la defensa, entre otros, de los siguientes puntos:

  1. Modernizar las infraestructuras de los regadíos. Potenciar del uso de las energías renovables para el autoconsumo energético de nuestros regadíos. Adecuar las tarifas de riego a la realidad del sector.
     
  2. Fomento de la explotación familiar y de la urgente e imperiosa incorporación de los jóvenes y mujeres a la dirección de la misma. Para ello, y para facilitar la movilidad del mercado de la tierra, se arbitrarán líneas de financiación específicas, analizando bonificaciones fiscales (en IVA e Impuesto de Transmisiones y Actos Jurídicos Documentados) en la compra de tierras por personas menores de 50 años que se incorporen a la explotación o para aumentar la base territorial de la misma.
     
  3. Potenciación y fomento de la Industria Agroalimentaria, con programas especialmente dirigidos a las PYMES de carácter asociativo y familiar, dentro de un Plan de Industrialización Rural que promueva la elaboración de productos tradicionales de calidad, así como la incorporación de mejoras tecnológicas.
     
  4. Nuevo impulso al asociacionismo y al Cooperativismo agrarios para la producción, transformación, comercialización y prestación de servicios en común.
     
  5. Apoyo en el acceso de los agricultores a financiación para cubrir necesidades de circulante o para acometer proyectos de inversión que permitan mejorar la rentabilidad de las explotaciones o proyectos de industrialización y de esa forma obtener un mayor valor añadido por la venta de sus productos.
     
  6. Creación de un Centro Nacional de Investigación Agroalimentaria que diseñe las líneas a seguir en I+D+i a nivel nacional y que absorba a los centros autonómicos existentes hoy día, evitando duplicidades en sus líneas de trabajo y con el fin de conseguir la igualdad de todos los agricultores y ganaderos españoles en el acceso a las transferencias tecnológicas.
     
  7. Abaratar la oferta de suelo y corregir sobrevaloraciones a efectos de IBI de las construcciones agrarias. Fomentar la renovación del parque de maquinaria con convocatoria de planes que tengan continuidad y rebajar los impuestos directos del gasóleo agrícola por encarecer los costes de producción.
En Vox seguiremos manteniendo reuniones con Asociaciones y Colectivos del Mundo Rural para escuchar sus necesidades y propuestas en los diferentes ámbitos. Estamos convencidos que hay que dar voz y visibilidad al sector rural español que siempre ha sido el gran olvidado y nos comprometemos a dotar a los colectivos de presencia en aquellos órganos consultivos y administrativos de ámbito nacional y autonómico donde se debatan, regulen y legislen sus actividades.
 
Pablo Sáez Alonso-Muñumer
Diputado electo de Vox por la provincia de Valladolid
Vicesecretario Nacional del Consejo Político de Vox