sábado, 31 de diciembre de 2016

La eficiencia en la gestión de las cuentas públicas. Una asignatura pendiente.


El concepto de eficiencia que se utiliza en la valoración de la actividad pública es el de eficiencia productiva, es decir, una gestión será eficiente si obtiene el máximo rendimiento de los recursos existentes. Podemos establecer por tanto una relación clara entre dos variables, recursos y resultados.

 


 

Un Estado eficiente y eficaz requiere de servidores comprometidos con este principio de Buen Gobierno y la existencia de instituciones fuertes y respetadas, llevando a cambios estructurales que mejoren su organización y optimicen la gestión de los diversos entes y organismos públicos.

 

Eficiencia en la gestión implica conocer los recursos disponibles y asignarlos de forma eficiente siempre con el objetivo de buscar, al menos, el equilibrio presupuestario. Veamos los resultados:

 

  1. Pésima gestión de las cuentas públicas. Cerraremos el año con un déficit del 4,6% sobre el PIB. Si consideramos que el PIB se ha estimado en 1.114.716 millones de euros, estaríamos hablando de un déficit público equivalente a 51.277 millones de euros que el Estado gastará por encima de sus ingresos.
     
  2. Deplorable gestión del crecimiento económico. Se podría aceptar situaciones de déficit derivadas de un deterioro de la situación económica, pero unos buenos gestores deben aprovechar las épocas de crecimiento no solo para lograr el equilibrio presupuestario sino para alcanzar superávits presupuestarios que permitieran reducir el nivel de deuda pública cuyo crecimiento fuese debido a épocas de déficit. En España, el año 2016, será el tercero consecutivo de crecimiento del PIB y aun así el déficit se mantendrá en el 4,6% (el más alto de la Unión Europea).
     
  3. Lastimosa gestión de las expectativas futuras de las cuentas públicas.  Pensemos que, aunque se esperan crecimientos del PIB en los próximos tres años, se ha previsto un déficit público del 1,3% del PIB (recordemos a este respecto que España ha incumplido de forma sistemática todos los objetivos de déficit) en el ejercicio 2019.
     
  4. Lamentable herencia a las generaciones futuras. Con una deuda pública, según el Protocolo de Déficit Excesivo,  superior a 1.100 miles de millones de euros que supone aproximadamente el 100% del PIB y una deuda per cápita de 23.745 euros. Aunque ya de por sí las cifras son espeluznantes, no perdamos de vista que la deuda total (pasivos en circulación) supera los 1.500 miles de millones de euros, lo que la sitúa en el 140% del PIB.

 

La eficiencia lleva consigo credibilidad, prestigio y respeto profesional. Valoremos estas circunstancias en base a hechos objetivos.

 

  1. España, desde el año 2007, no registra superávit de las cuentas públicas y como desde entonces los déficits han sido financiados a través de la emisión de deuda pública, la cual se ha incrementado desde una cifra de 8.404 euros en 2007 a 23.745 euros per cápita en octubre de 2016. En términos de deuda, y por tanto impuestos futuros para las próximas generaciones, podemos hablar sin duda de la década ominosa.
     
  2. Incumplimiento reiterado de los objetivos de déficit público. Conviene recordar que la actualización realizada por el Gobierno del PP del Programa de Estabilidad de 2012, tras conocer las cuentas pública reales, recogía un déficit previsto del 1,1% en el año 2015 y un nivel de deuda pública del 80,8% del PIB.
     
  3. Falta a la verdad a la hora de explicar a los ciudadanos las consecuencias de medidas tomadas por el Gobierno. Recordemos las afirmaciones realizadas en favor del rescate bancario (del que de Guindos garantizó que no nos supondría un solo euro a los españoles) o recientemente las autopistas (Ana Pastor atestiguó su coste cero).
     
  4. Incumplimiento claro de los compromisos electorales. Es realmente preocupante observar cómo el Gobierno del PP considera que los únicos que conocen la realidad de los españoles y lo que hay que hacer son ellos, aunque a la hora de solicitar el voto sus propuestas son diferentes.

 

La búsqueda de la eficiencia supone realizar un profundo análisis para racionalizar y simplificar procesos, procedimientos, trámites y servicios. Así mismo, buscar iniciativas de servicios compartidos para lograr economías de escala y sinergias en aspectos como la tecnología, la contratación, el archivo y las compras, entre otros. Veamos el panorama actual:

 

  1. Inexistencia de un análisis objetivo de las duplicidades existentes entre las diferentes administraciones públicas españolas. ¿De cuánto estamos hablando? Sean 15.000 millones de euros o 36.000 millones de euros, lo que realmente hace falta es voluntad para realizar un análisis en profundidad y tomar las medidas correctoras necesarias. Falta un riguroso análisis para lograr una asignación optima de los recursos humanos, financieros y tecnológicos.
     
  2. Multitud de normas y exceso de legislación. Las cifras son estremecedoras. En España, hay en vigor unas 100.000 leyes y normas de todo tipo, de las cuales prácticamente dos terceras partes son de carácter autonómico.
     
  3. Normas autonómicas que perjudican el funcionamiento del mercado interior.
     
  4. Ausencia de servicios compartidos en todo el territorio nacional como consecuencia del Estado Autonómico, inexistencia de centrales de compras que abaratasen el importe de las compras del Estado y casos flagrantes como la ausencia de una tarjeta sanitaria única válida en todo el territorio nacional.

 

Los ciudadanos y las próximas generaciones se deberían ver beneficiados de una gestión pública eficiente. Veamos donde nos encontramos:

 

  1. Lentitud de las resoluciones judiciales y listas de espera en la Sanidad Pública.
     
  2. Multitud de empresas y entes públicos duplicados y sobredimensionados con unas estructuras organizativas ineficientes donde existen más directores que personal en contacto directo con los ciudadanos.
     
  3. Irresponsable traslado de carga fiscal a las próximas generaciones elevando los pasivos en circulación (deuda pública) y oídos sordos ante recomendaciones de expertos en materias tales como la reforma del sistema de pensiones introduciendo el pilar de capitalización o la reducción de la presión fiscal a las empresas para fomentar su crecimiento y la creación de empleo, etc.
     
  4. Enchufismo frente a meritocracia. En lugar de diseñar un esquema de incentivos que estimule las mejores prácticas y la eficiencia en el trabajo de los funcionarios, así como planes de formación continuada que mejoren la capacitación profesional de los mismos, los puestos de responsabilidad se asignan por criterios de afinidad personal o ideológica, convirtiendo a los entes públicos en verdaderas agencias de colocación de amigos o familiares.

 

Decía Paul Samuelson: “Por eficiencia se entiende el uso más eficaz de los recursos de una sociedad para satisfacer las necesidades y deseos de las personas”.

Es indudable que el Gobierno del Partido Popular no aprobaría esta asignatura.

 

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

Economista

Vicesecretario del Consejo Político de VOX

domingo, 16 de octubre de 2016

La nueva FAES. Una oportunidad para la coherencia ideológica y la sinceridad intelectual


Esta semana hemos asistido a la separación formal entre el Partido Popular (PP) y la Fundación FAES, que empieza su andadura como fundación independiente de carácter privado. Es una noticia de indudable calado político y espero sea un punto de partido para incorporar de nuevo el debate de las ideas en el ámbito político español.

FAES siempre se ha considerado como la fábrica de las ideas del PP y como tal, la encargada de suministrar material para los programas electorales así como de ayudar en la formación de sus dirigentes. Es indudable que en los últimos años este modelo no ha funcionado y el distanciamiento ideológico entre FAES y PP ha sido cada vez mayor. No hay más que revisar los principios fundacionales de FAES y por donde ha caminado la política del PP en estos últimos cinco años.


Veamos los principios fundacionales de FAES:

-      Defensa del liberalismo como principio de ordenación política para la defensa de los derechos y libertades individuales de los españoles en el marco de un Estado de Derecho. Nos preguntamos donde está la defensa de la libertad de los ciudadanos en la elección de la educación para sus hijos, la de los padres para que sus hijos puedan estudiar en su lengua materna en ciertas partes de España o la libertad para poder rotular tu negocio en español.

 

-      Considera que el mejor sistema democrático es la democracia liberal y representativa. Pensemos si en estos últimos años se ha avanzado algo en la separación de poderes, la independencia de la Justicia, el control entre los distintos poderes del Estado o el respeto a la Constitución.

 

-      Defiende una economía con presupuestos equilibrados, impuestos reducidos y gasto público racionalizado como los mejores instrumentos para la generación de una sociedad del Bienestar próspera y cohesionada. La experiencia de cinco años del gobierno del PP nos muestran presupuestos con los déficits más altos de la zona euro, una mayor carga fiscal a los ciudadanos que en 2011 y un elevado nivel de gasto público superfluo que no ha sido sometido a un verdadero análisis de eficiencia y reducción de duplicidades.

 

-      Cree en España como nación unida y plural y considera que la nación española es un proyecto histórico para el fomento y desarrollo de la libertad individual. Asistimos a un continuo retroceso ante las exigencias nacionalistas permitiendo desafíos secesionistas, desobediencias de resoluciones judiciales y a un abandono de la responsabilidad del gobierno de representar a todos los españoles.

 

-      Defiende la idea de una Unión Europea como unión de naciones diferentes, ligadas por valores comunes. La afirmación de defensa de una unión de naciones es poco creíble cuando un partido se muestra indolente en la defensa de la unidad de la nación española.

 

-      Considera que el vínculo atlántico entre Europa y los Estados Unidos es imprescindible frente a las amenazas del terrorismo y el fundamentalismo, y para crear un área de libre comercio. Ser firme en la lucha contra el terrorismo y el fundamentalismo significa no permitir marcas blancas de grupos terroristas, homenajes a asesinos ni la propagación de ideas y costumbres que fomentan el odio o la discriminación. Obvio por otro lado decir la falta de compromiso del actual partido en el gobierno en la defensa de un área libre de comercio en el Atlántico Norte.

 

-      Defiende que América Latina es parte de la comunidad occidental, con la que comparte valores. Creo que es indudable que España puede y debe estrechar los lazos con unos países con los que compartimos tanto y que forman parte de nuestra propia historia.

FAES ha dado un paso importante separándose del PP. Yo lo aplaudo y como yo, todos aquellos que piensan que en la política española se debe dar la batalla ideológica frente a quienes pretenden implantar un pensamiento único basado en dogmas y mensajes trasnochados.

Por coherencia ideológica, sinceridad intelectual y responsabilidad ante un amplio sector de la sociedad española, en la nueva FAES se debe dar un paso más.

Un paso más, desde su independencia, dando voz a quienes, en el espectro político actual, tienen en la defensa de sus principios y valores la razón de ser de su existencia y acción política.  

La nueva FAES debe dar un paso valiente pero comprometido y explicar a quienes consideran que es un referente ideológico, cual es la opción política actual que mejor los representa.

Esta opción se llama VOX y confío llegue a convertirse en el vehículo de representación de quienes creen en la defensa de los principios liberal/conservadores, hoy en día huérfanos de defensa en el Parlamento español.

Esta es mi opinión.

 

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

Vicesecretario del Consejo Político de VOX