viernes, 21 de agosto de 2015

UN SISTEMA IMPOSITIVO JUSTO
La aspiración básica del liberalismo es vivir en una sociedad en la que se respete el derecho individual a la vida y la libertad. Una sociedad en donde la Ley sea igual para todos y donde la libertad individual sea expresión de la confianza en el trabajo honesto, creador y próspero de cada persona. El ser humano nace libre. Nadie es libre porque el Estado le conceda libertad sino porque es una característica propia de su condición. Es misión del Estado garantizar mediante leyes la igualdad de oportunidades y asegurar que todos los ciudadanos puedan desarrollar su potencial creador a través de su esfuerzo.
Es el mantenimiento de este Estado garante de las libertades lo que da origen a la necesidad de articular un sistema impositivo que asegure su financiación. No obstante no debemos perder de vista que cualquier financiación vía impuestos no es más que la imposición a los ciudadanos de contribuciones forzosas y no voluntarias y por tanto les otorga una serie de derechos para exigir al Estado su uso eficiente y racional de los mismos.
En la búsqueda de un sistema impositivo justo nos encontramos con diferentes aproximaciones en función de la tendencia ideológica de cada una de ellas. Es habitual escuchar a sectores autodenominados progresistas, relacionar subidas impositivas a las rentas más altas con la justicia social. Vuelven a olvidarse que, la compleja realidad que constituye la Hacienda Pública en un estado moderno, debe afrontarse tanto desde el punto de vista de la recaudación como desde el uso de los fondos recaudados. Es la contestación al interrogante sobre la estructura de Estado que queremos, y por tanto debemos financiar, el primer aspecto a considerar antes de definir la estructura de impositiva óptima para ello.
Es la búsqueda de esa justicia social la que nos llevaráa interrogarnos sobre la dimensión del Estado, su eficacia y su eficiencia; sobre sus funciones y organización. Deberíamos plantearnos el papel del Estado al servicio de la cohesión social, la protección a la familia, la atención a los sectores menos favorecidos, la salvaguarda de la libertad del individuo y el respeto a sus iniciativas. Es imprescindible que sepamos cuales son los servicios públicos esenciales que el Estado debe cubrir y definir el modelo de Estado que permitirá hacerlo de forma eficiente. Es necesario un ejercicio de reflexión profunda con objeto de diferenciar aquellos gastos públicos necesarios para mantener los servicios públicos, de aquellos que tan solo son necesarios para mantener a quienes viven de lo público sin prestar ningún servicio.
La búsqueda de la financiación del Estado se debe realizar desde una posición absolutamente objetiva, aunque ello sea complicado. Decía Sir Winston Churchill que “Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa”.
Es tiempo tomar medidas que aseguren el mantenimiento de nuestro Estado y los logros sociales conseguidos hasta ahora. Es tiempo de acometer una profunda reducción del gasto público innecesario y definir un sistema impositivo que favorezca el crecimiento y la iniciativa privada.Es hora de apoyar opciones políticas valientes que afronten una verdadera reforma del Estado y la búsqueda de su eficiencia. Es la hora de VOX.

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

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