UN SISTEMA IMPOSITIVO JUSTO
La aspiración básica del
liberalismo es vivir en una sociedad en la que se respete el derecho individual
a la vida y la libertad. Una sociedad en donde la Ley sea igual para todos y
donde la libertad individual sea expresión de la confianza en el trabajo
honesto, creador y próspero de cada persona. El ser humano nace libre. Nadie es
libre porque el Estado le conceda libertad sino porque es una característica
propia de su condición. Es misión del Estado garantizar mediante leyes la
igualdad de oportunidades y asegurar que todos los ciudadanos puedan
desarrollar su potencial creador a través de su esfuerzo.
Es el mantenimiento de este
Estado garante de las libertades lo que da origen a la necesidad de articular
un sistema impositivo que asegure su financiación. No obstante no debemos
perder de vista que cualquier financiación vía impuestos no es más que la
imposición a los ciudadanos de contribuciones forzosas y no voluntarias y por
tanto les otorga una serie de derechos para exigir al Estado su uso eficiente y
racional de los mismos.
En la búsqueda de un sistema
impositivo justo nos encontramos con diferentes aproximaciones en función de la
tendencia ideológica de cada una de ellas. Es habitual escuchar a sectores
autodenominados progresistas, relacionar subidas impositivas a las rentas más
altas con la justicia social. Vuelven a olvidarse que, la compleja realidad que
constituye la Hacienda Pública en un estado moderno, debe afrontarse tanto
desde el punto de vista de la recaudación como desde el uso de los fondos
recaudados. Es la contestación al interrogante sobre la estructura de Estado
que queremos, y por tanto debemos financiar, el primer aspecto a considerar
antes de definir la estructura de impositiva óptima para ello.
Es la búsqueda de esa justicia
social la que nos llevaráa interrogarnos sobre la dimensión del Estado, su
eficacia y su eficiencia; sobre sus funciones y organización. Deberíamos
plantearnos el papel del Estado al servicio de la cohesión social, la
protección a la familia, la atención a los sectores menos favorecidos, la
salvaguarda de la libertad del individuo y el respeto a sus iniciativas. Es
imprescindible que sepamos cuales son los servicios públicos esenciales que el
Estado debe cubrir y definir el modelo de Estado que permitirá hacerlo de forma
eficiente. Es necesario un ejercicio de reflexión profunda con objeto de
diferenciar aquellos gastos públicos necesarios para mantener los servicios
públicos, de aquellos que tan solo son necesarios para mantener a quienes viven
de lo público sin prestar ningún servicio.
La búsqueda de la financiación
del Estado se debe realizar desde una posición absolutamente objetiva, aunque
ello sea complicado. Decía Sir Winston Churchill que “Una nación que intente
prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo
tratando de levantarse tirando del asa”.
Es tiempo tomar medidas que
aseguren el mantenimiento de nuestro Estado y los logros sociales conseguidos
hasta ahora. Es tiempo de acometer una profunda reducción del gasto público
innecesario y definir un sistema impositivo que favorezca el crecimiento y la
iniciativa privada.Es hora de apoyar opciones políticas valientes que afronten
una verdadera reforma del Estado y la búsqueda de su eficiencia. Es la hora de
VOX.
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