El indudable triunfo de Alberto
Núñez Feijoo en las elecciones gallegas y la guerra interna desatada en el PSOE
en estos días están proporcionando al PP un impulso extra en su posición de
presentarse ante la opinión pública española como el único partido nacional
capaz de formar gobierno.
Pronto se ha olvidado el fracaso de los partidos nacionales (PP, PSOE
y Cs) en las elecciones del País Vasco y la reafirmación por el Parlamento
de la Comunidad Autónoma de Cataluña de la hoja de ruta independentista. Elección
tras elección, tanto en País Vasco como en Cataluña, estamos viendo el
retroceso del apoyo popular a unos partidos que han decidido abandonar la
defensa de aquello que nos une y han permitido a los
partidos independentistas monopolizar el mensaje que llega a los ciudadanos.
Es triste pero en muchos lugares
de España no puedes manifestar orgullo de ser español sin que ello suponga
descalificaciones y rechazo por parte de cierta parte de los ciudadanos.
Es urgente recuperar el mensaje
de la unidad y poner en valor la realidad de una España unida, diversa y
solidaria. Es apremiante hacerse la pregunta:
¿Son realmente el PP, PSOE y Cs partidos
de carácter nacional y con capacidad de recuperar el valor de la unidad?
Pensemos lo que un partido
de carácter nacional NO puede permitir:
- Un continuo retroceso ante las exigencias nacionalistas abandonando por tanto su responsabilidad de representar a todos los españoles.
- Que se permanezca impasible ante el desafío de parlamentos autonómicos que legislan para romper España.
- Una educación en manos de partidos nacionalistas que focalizan sus enseñanzas en las particularidades propias exagerándolas o inventándolas. Un sistema educativo que no garantiza la libre elección de la lengua vehicular en muchas partes de España.
- Un deterioro de la imagen exterior de España permitiendo “embajadas autonómicas” y lo que supone de fomento de un mensaje rupturista.
- La existencia de barreras lingüísticas para trabajar en cualquier parte del territorio nacional ni la imposición de sanciones por el uso de la lengua común.
- Una asistencia sanitaria diferente en función del lugar del territorio nacional en el que residas.
- La existencia de tantos Tribunales Superiores de Justicia como autonomías existen en España.
- La aprobación de normas que atentan contra la unidad del mercado interno y por tanto poniendo obstáculos al crecimiento y expansión de las empresas nacionales.
- Unos costosos medios de comunicación al servicio del independentismo pero pagados por todos los españoles.
- La multiplicidad de organismos y entes públicos autonómicos creados para el sostenimiento de la clase política en lugar de para prestar un mejor servicio a los ciudadanos.
- Que los ciudadanos reciban, por parte de los partidos políticos, un mensaje distinto en función de los diferentes puntos de España en que residan.
- Que se sustraiga a los ciudadanos un debate serio sobre las consecuencias políticas, sociales, culturales y económicas del Estado Autonómico mientras se plantean debates menores sobre administraciones provinciales.
Todo ello se ha permitido, se
sigue permitiendo y parece que seguirá siendo práctica habitual en el futuro.
La conclusión es clara: En España existen
partidos con presencia en todo el territorio español pero adolecen de carácter
nacional.
Un partido de carácter nacional debe ofrecer un proyecto único en toda
España. Un proyecto que respete y
cuide las particularidades de los diferentes municipios y regiones, lo que
constituye un inmenso patrimonio cultural del que todos nos debemos sentir
orgullosos. Un partido que defienda la
diversidad pero luche contra la diferenciación.
Un partido de carácter nacional construido sobre la solidez de unos
pilares forjados por firmes principios.
Ese partido existe, se llama VOX y, con el trabajo de todos, espero llegue a convertirse en la voz de quienes creen en el valor de la unidad.
Esta es mi opinión.
Pablo Sáez Alonso-Muñumer
Vicesecretario del Consejo
Político de VOX
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