Un gobierno en funciones que busca el apoyo de populistas de
izquierdas, amantes del derroche público, y de partidos nacionalistas sin
sentido de Estado, es el peor escenario que cualquiera se puede imaginar en el
contexto de desaceleración económica en el que nos encontramos.
Un gobierno sin sentido de Estado
Una desaceleración
económica que será más acentuada si no se acometen con prontitud y
decisión los principales retos de la economía española como son el elevado
nivel de desempleo, la alta tasa de temporalidad en el empleo, el cuantioso
endeudamiento, el déficit de las cuentas públicas, la sostenibilidad de sistema
de pensiones, la baja productividad y el envejecimiento de la población.
Entre los retos mencionados se encuentra la necesidad de equilibrar las cuentas públicas, requisito por otro lado imprescindible para comenzar a reducir, en términos absolutos, el elevado nivel de endeudamiento.
Tener sentido común
significa que la búsqueda de su sostenibilidad debería ser una prioridad para todo buen gobernante, especialmente en un país como
España, donde los sucesivos gobiernos de PP y PSOE nos han dejado un elevado
nivel de endeudamiento y unas cuentas públicas en las que el déficit es su
principal característica.
Es absolutamente increíble que, a pesar de crecimientos
superiores o cercanos al 3% en los últimos cuatro años (en 2015 y 2016 se
registraron crecimientos del 3,6% y 3,2% respectivamente) y a un entorno de
bajos tipos de interés nominales, la
ratio de deuda pública sobre el Producto Interior Bruto (PIB) se siga
manteniendo en un nivel altísimo. Nivel que supone un 98,7% del PIB al cierre del primer trimestre de 2019 y que en
valores absolutos asciende aproximadamente a 1.200.000 millones de euros.
Un gobierno irresponsable en la gestión de las finanzas
públicas
Una gestión responsable
de las cuentas públicas aconseja aprovechar las
épocas de crecimiento para reducir la ratio de la deuda sobre el PIB, de forma
que las finanzas públicas dispongan de flexibilidad que permita hacer frente a
gastos inesperados que resultan de las crisis financieras, recesiones o de
otros acontecimientos que requieran dotaciones extraordinarias de fondos.
Una gestión que además
sea eficiente exige tomar medidas tanto desde el lado de los ingresos como de
los gastos. La combinación de ambas debería suponer una
mejora estructural del saldo de las administraciones públicas
Pero nos encontramos que, en España, la razonabilidad y la
eficiencia no son características la gestión pública. El déficit alcanzó al
cierre de junio de 2019 los 10.514 millones de euros, lo que supone un
incremento del 27% respecto al mismo periodo del año anterior. Este aumento del
saldo negativo fue consecuencia de un fuerte crecimiento del gasto del Estado,
que aumentó un 3,8%, frente a un incremento de los ingresos de tan
solo un 1,8% (en términos de contabilidad nacional).
Este déficit equivale al 0,84% del PIB, frente al 0,68% del mismo periodo del
ejercicio anterior.
Un Gobierno ineficiente en la lucha contra el déficit público
Abordar los retos de la economía española, de acuerdo a lo comentado
por José Luis Escribá, Presidente de la Autoridad Independiente de
Responsabilidad Fiscal (AIReF), “requiere una visión integral de las finanzas públicas que englobe un análisis en
profundidad de las administraciones territoriales, del marco fiscal, de los
pasivos contingentes y de la calidad del gasto público”
No obstante, frente al sentido común y la eficiencia, en
España nos encontramos que los localismos
y regionalismos priman sobre una visión integral de las finanzas públicas,
el derroche y los clientelismos se anteponen a un análisis en profundidad de
las duplicidades e ineficiencias de los gastos de las administraciones
territoriales, las políticas fiscales carecen de objetivos a medio y largo
plazo, se cierran los ojos ante los pasivos contingentes y se sigue utilizando
el gasto público con criterios políticos y electorales.
Sentido común,
responsabilidad, racionalidad, eficiencia, sentido de Estado. Es la nueva
política. Es la política de Vox.
Pablo Sáez Alonso-Muñumer
Diputado Nacional de Vox por Valladolid
Portavoz de la Comisión de Economía y Empresa