Que lo urgente
no te alga olvidar lo importante. Se me ha venido a la memoria esta frase a la
vista de lo ocurrido en estos últimos días con la (al fin) primera reacción del
gobierno de España ante la rebelión de los independentistas en Cataluña. Es
realmente urgente comenzar el proceso para destituir a un gobierno autonómico
que actúa en contra de la Ley. Es asimismo inaplazable tanto el control de los
Mossos como de la Corporación de Medios Audiovisuales de Cataluña. Del mismo
modo, es también apremiante establecer serias limitaciones a las competencias
del Parlamento de Cataluña y comunicar a los funcionarios las consecuencias
penales que se producirán cuando no acaten las órdenes de las nuevas
autoridades.
Todo el apoyo al Gobierno de España en todas las
iniciativas propuestas y en la urgencia de su aplicación. Apoyo por convencimiento de su necesidad,
así como por lealtad con todos los españoles y con el Rey, firme baluarte de la
unidad de España.
Dicho lo cual,
no debemos dejar llevarnos por el entusiasmo ni cerrar los ojos ante la
realidad. Son medidas necesarias, pero
de corto alcance en el tiempo, lo que las restará eficacia. Recordemos que
se plantea la celebración de elecciones en un plazo máximo de seis meses o
cuando se recupere “la normalidad”. ¿Cree
alguien de verdad que la situación en Cataluña se va a solucionar en un plazo
máximo de seis meses? ¿Piensa alguien que la situación de normalidad se
restablecerá en tan corto periodo de tiempo?
Acometido lo
urgente, la obligación de un partido político es plantear soluciones a lo
importante. Es fundamental conocer cuál es su idea de normalidad y su
valoración de la importancia.
Lo importante es restablecer un marco de convivencia
basado en la libertad y el respeto, en el que los valores de unidad y
solidaridad deben jugar un papel primordial.
Lo importante es darse cuenta que ese marco no puede
darse si las competencias de Educación se mantienen en manos de quienes avivan
el enfrentamiento, fomentan particularismos, persiguen la pluralidad y buscan
el adoctrinamiento.
Descorazona
realmente oír al Ministró Iñigo Méndez de Vigo afirmando que no es una buena
idea recuperar las competencias de Educación por parte del Estado. Entristece
ver como los tres partidos “constitucionalistas” no son capaces de acordar una
batería de medidas para evitar un adoctrinamiento que se está produciendo en
las aulas de los colegios en Cataluña.
Sabemos que el control de la Educación ha sido
siempre objetivo prioritario de los independentistas. Tienen claro que el control
y la gestión del modelo educativo es pieza clave para reforzar la afirmación/invención
de lo propio y la negación de lo común, bases fundamentales del independentismo.
No hemos visto esta misma claridad de ideas en los partidos denominados “constitucionalistas”, que han permitido que la
Generalidad impusiera un modelo pedagógico sectario y excluyente con el
consentimiento y el silencio de la mayoría de los partidos políticos del arco
parlamentario desde mediados de los años 80.
Recordemos como
José María Aznar evitó recurrir ante el Tribunal Constitucional la Ley de
Política Lingüística aprobada por la Generalidad en 1998, su incapacidad (y la
de todos los presidentes posteriores) para garantizar el derecho de los padres
para que sus hijos recibieran la enseñanza en español (junto al catalán) y la permisividad de todos los gobiernos
centrales en que siguiera aplicándose el sistema de inmersión lingüística
exclusivamente en catalán. Es también constatable el fracaso en lograr
contenidos educativos comunes, así como evitar aquellos que fomentan el enfrentamiento
y la negación de la realidad histórica de una muy española Cataluña.
Recordemos que el
sistema de inmersión lingüística, que consagra el catalán como única lengua
vehicular de la enseñanza, fue ideado por el Convergencia, contó con el
beneplácito de la Generalidad durante la etapa del tripartito de izquierdas y
continúa intensificándose en la actualidad. Los sucesivos gobiernos de la Generalidad han vulnerado de forma
sistemática leyes y han pisoteado en derecho de los padres a que sus hijos
estudien en la legua vehicular que elijan. La vigente Ley de Educación
catalana, que sustituyó a la Ley de Política Lingüística de 1998, supuso de
hecho una verdadera declaración de independencia de Cataluña en la Educación.
Han transcurrido
muchos años, hemos notado muchos silencios así como el abandono a quienes
aspiran a que sea respetado su derecho a elegir la lengua de enseñanza de sus
hijos. Es hora de enfrentarse a los problemas de frente, con sentido de Estado
y pensando en construir un modelo de futuro.
Si el origen del problema se encuentra en el
adoctrinamiento en las aulas y en la falta de un modelo educativo con una
visión global para todo el territorio nacional, hemos de buscar propuestas que
permitan revertir esta situación.
Pensemos, como
decía Arnold H. Glasgow, que “la Educación debe tener como uno de sus
objetivos, ampliar las ventanas por las cuales vemos el mundo”. Abramos ventanas, eliminemos el
adoctrinamiento de los poderes públicos, dotemos a los centros educativos
una mayor autonomía y a los padres de mayores mecanismos tanto de participación
como de elección de la educación que quieren para sus hijos. Comencemos el
camino que nos permita garantizar la
libertad de todos los españoles de vivir y sentirse españoles en todos los
rincones del territorio nacional.
Pensemos en el futuro de España y planteemos con
determinación la necesidad de recuperar las competencias de Educación por parte
del Estado.
Pablo Sáez
Alonso-Muñumer
Vicesecretario
del Consejo Político de Vox