martes, 24 de octubre de 2017

Lo urgente (aplicar el artículo 155) no te haga olvidar lo importante (recuperar España en Cataluña)


Que lo urgente no te alga olvidar lo importante. Se me ha venido a la memoria esta frase a la vista de lo ocurrido en estos últimos días con la (al fin) primera reacción del gobierno de España ante la rebelión de los independentistas en Cataluña. Es realmente urgente comenzar el proceso para destituir a un gobierno autonómico que actúa en contra de la Ley. Es asimismo inaplazable tanto el control de los Mossos como de la Corporación de Medios Audiovisuales de Cataluña. Del mismo modo, es también apremiante establecer serias limitaciones a las competencias del Parlamento de Cataluña y comunicar a los funcionarios las consecuencias penales que se producirán cuando no acaten las órdenes de las nuevas autoridades.

 

Todo el apoyo al Gobierno de España en todas las iniciativas propuestas y en la urgencia de su aplicación. Apoyo por convencimiento de su necesidad, así como por lealtad con todos los españoles y con el Rey, firme baluarte de la unidad de España.

 

Dicho lo cual, no debemos dejar llevarnos por el entusiasmo ni cerrar los ojos ante la realidad. Son medidas necesarias, pero de corto alcance en el tiempo, lo que las restará eficacia. Recordemos que se plantea la celebración de elecciones en un plazo máximo de seis meses o cuando se recupere “la normalidad”. ¿Cree alguien de verdad que la situación en Cataluña se va a solucionar en un plazo máximo de seis meses? ¿Piensa alguien que la situación de normalidad se restablecerá en tan corto periodo de tiempo?

 

Acometido lo urgente, la obligación de un partido político es plantear soluciones a lo importante. Es fundamental conocer cuál es su idea de normalidad y su valoración de la importancia.

 

Lo importante es restablecer un marco de convivencia basado en la libertad y el respeto, en el que los valores de unidad y solidaridad deben jugar un papel primordial.

 

Lo importante es darse cuenta que ese marco no puede darse si las competencias de Educación se mantienen en manos de quienes avivan el enfrentamiento, fomentan particularismos, persiguen la pluralidad y buscan el adoctrinamiento.

 

Descorazona realmente oír al Ministró Iñigo Méndez de Vigo afirmando que no es una buena idea recuperar las competencias de Educación por parte del Estado. Entristece ver como los tres partidos “constitucionalistas” no son capaces de acordar una batería de medidas para evitar un adoctrinamiento que se está produciendo en las aulas de los colegios en Cataluña.

 

Sabemos que el control de la Educación ha sido siempre objetivo prioritario de los independentistas. Tienen claro que el control y la gestión del modelo educativo es pieza clave para reforzar la afirmación/invención de lo propio y la negación de lo común, bases fundamentales del independentismo. No hemos visto esta misma claridad de ideas en los partidos denominados “constitucionalistas”, que han permitido que la Generalidad impusiera un modelo pedagógico sectario y excluyente con el consentimiento y el silencio de la mayoría de los partidos políticos del arco parlamentario desde mediados de los años 80.

 

Recordemos como José María Aznar evitó recurrir ante el Tribunal Constitucional la Ley de Política Lingüística aprobada por la Generalidad en 1998, su incapacidad (y la de todos los presidentes posteriores) para garantizar el derecho de los padres para que sus hijos recibieran la enseñanza en español (junto al catalán) y la permisividad de todos los gobiernos centrales en que siguiera aplicándose el sistema de inmersión lingüística exclusivamente en catalán. Es también constatable el fracaso en lograr contenidos educativos comunes, así como evitar aquellos que fomentan el enfrentamiento y la negación de la realidad histórica de una muy española Cataluña.

 

Recordemos que el sistema de inmersión lingüística, que consagra el catalán como única lengua vehicular de la enseñanza, fue ideado por el Convergencia, contó con el beneplácito de la Generalidad durante la etapa del tripartito de izquierdas y continúa intensificándose en la actualidad. Los sucesivos gobiernos de la Generalidad han vulnerado de forma sistemática leyes y han pisoteado en derecho de los padres a que sus hijos estudien en la legua vehicular que elijan. La vigente Ley de Educación catalana, que sustituyó a la Ley de Política Lingüística de 1998, supuso de hecho una verdadera declaración de independencia de Cataluña en la Educación.

 

Han transcurrido muchos años, hemos notado muchos silencios así como el abandono a quienes aspiran a que sea respetado su derecho a elegir la lengua de enseñanza de sus hijos. Es hora de enfrentarse a los problemas de frente, con sentido de Estado y pensando en construir un modelo de futuro.

 

Si el origen del problema se encuentra en el adoctrinamiento en las aulas y en la falta de un modelo educativo con una visión global para todo el territorio nacional, hemos de buscar propuestas que permitan revertir esta situación.

 

Pensemos, como decía Arnold H. Glasgow, que “la Educación debe tener como uno de sus objetivos, ampliar las ventanas por las cuales vemos el mundo”. Abramos ventanas, eliminemos el adoctrinamiento de los poderes públicos, dotemos a los centros educativos una mayor autonomía y a los padres de mayores mecanismos tanto de participación como de elección de la educación que quieren para sus hijos. Comencemos el camino que nos permita garantizar la libertad de todos los españoles de vivir y sentirse españoles en todos los rincones del territorio nacional.

 

Pensemos en el futuro de España y planteemos con determinación la necesidad de recuperar las competencias de Educación por parte del Estado.

 

 

Pablo Sáez Alonso-Muñumer

Vicesecretario del Consejo Político de Vox