A la vista de las
propuestas de los diferentes partidos políticos, parece claro que la deuda pública no se encuentra dentro de
sus preocupaciones. Las razones de este olvido parecen claras. En el Partido
Popular (PP) no les interesa este debate ya que durante su mandato la misma se ha
incrementado en 326.346 millones de euros (un 43,9% sobre la existente en
2011) y arguyen razones, como la herencia recibida, que no explican la magnitud
de su incremento. Por otro lado, el resto de partidos políticos, incluyendo
Ciudadanos, ignoran su existencia y se atreven a proponer medidas que supondrán
un crecimiento del gasto público que, sin ninguna duda, necesitará financiarse
con un mayor endeudamiento.
“El
endeudamiento público es asumible siempre y cuando con él se logre un
crecimiento económico suficiente”
El endeudamiento
público es asumible siempre y cuando con él se logre un crecimiento económico
suficiente. Este crecimiento será suficiente cuando permita pagar los intereses
de la deuda así como amortizar principal de la deuda sin tener que acudir de
nuevo a un mayor endeudamiento. Es puro sentido común que todos aplicamos en la
gestión de nuestras economías familiares,
pero que la actual clase política se empeña en olvidar en el manejo de
las cuentas públicas.
Es cierto no
obstante que existen situaciones en las que el crecimiento de la deuda resulta
inevitable. Tenemos como ejemplo un escenario de crisis económica en el que la
necesidad de mantener los servicios básicos del Estado del Bienestar conlleva
emisiones de deuda para su financiación. Pero también lo es que un gobierno responsable, en situaciones de
déficit presupuestarios, debe revisar la totalidad de los gastos del Estado,
adecuar su tamaño y eliminar aquellos gastos superfluos y de esta forma crear
las condiciones para conseguir, cuanto antes, superávits presupuestarios que
permitan reducir tanto el importe de la deuda como la carga de intereses. De
nuevo debemos aplicar el sentido común y pensar que haríamos cada uno de
nosotros en caso que nuestros ingresos no nos permitieran mantener nuestro
nivel de vida.
La pregunta es: ¿Se ha actuado con responsabilidad?
Para saber la respuesta analicemos los datos de Producto
Interior Bruto (PIB) y de la Deuda Pública, en tres momentos del tiempo: el
inicio de la legislatura de Jose Luis Rodríguez Zapatero en 2004, el inicio de
la de Mariano Rajoy a finales de 2011 y el final de su legislatura en 2015.
“En
los cuatro años del gobierno del Partido Popular el PIB se ha incrementado en
un 1,01% mientras la deuda pública lo ha hecho en un 43,89%”
Si
comparamos el crecimiento de la deuda pública y el del PIB podemos responder
con rotundidad a la pregunta planteada. Creo significativo analizar el periodo
de gobierno del PP, en el que en cuatro años el PIB tan solo se ha incrementado
un 1,01% mientras la deuda pública lo ha hecho en un 43,89%, ascendiendo la
misma a 23.038 euros per cápita. Pensemos que el 1 de enero de 2016 la deuda
absorbe la práctica totalidad de nuestra riqueza.
Si
analizamos la deuda pública de las
Comunidades Autónomas para el periodo 2011 al 2015 vemos los datos
siguientes:
Hablamos de
un 80,08% de incremento sobre el 2011. Vuelve a ser interesante poner nombres a
los partidos políticos artífices de estos incrementos para ratificarnos en la
opinión de la existencia de una deficiente gestión pública.
Consecuencias de un elevado nivel de deuda pública
Sabemos de
la magnitud de la Deuda Pública y de su crecimiento en los últimos años, hablemos ahora sus consecuencias.
Podemos citar las siguientes:
- La deuda pública reduce la disponibilidad de ahorros para el sector privado que también tiene necesidad de financiación. No debemos perder de vista la importancia de la iniciativa privada como motor del crecimiento económico.
- Aumenta el importe de los fondos necesarios para el pago de intereses, reduciendo por tanto los recursos disponibles para otros gastos o para reducir impuestos. Los intereses de la deuda es una de las principales partidas de gasto en los Presupuestos Generales del Estado que, para el ejercicio 2016, han estimado que ascenderán a 33.490 millones de euros.“El pago de los intereses de la deuda reduce los recursos disponibles para otros gastos o para reducir impuestos”
- Una deuda elevada reduce la flexibilidad de hacer frente a gastos inesperados, como los que resultan de las crisis financieras, de recesiones o de otros acontecimientos que requieran dotaciones extraordinarias de fondos.
- La combinación de deuda elevada, en crecimiento y la falta de planes claros para su reducción incrementa la posibilidad de que el país sufra una crisis financiera con la falta de confianza de los mercados financieros de que el país podrá hacer frente a sus obligaciones. A este respecto creo que merece la pena sentarse a reflexionar el papel del Banco Central Europeo en el mantenimiento de una prima de riego en niveles de 136 puntos básicos en una situación de déficits públicos continuados e incrementos exponenciales de deuda. Imaginen el incremento que registraría el coste de la deuda ante un aumento de los tipos de interés.
- Mayores necesidades de fondos por parte de un gobierno no sólo aumenta el coste de su financiación, también aumentará el coste de financiación de las empresas y ciudadanos. No tenemos más que ver los tipos de interés en los préstamos personales en un entorno en el que el Euribor se encuentra en niveles negativos.
- Más endeudamiento reduce los niveles de ahorros disponibles para el país, para sus empresas y para sus ciudadanos que impactará negativamente el nivel de inversión en el futuro y, como consecuencia, en el crecimiento y en la mejora de la productividad.
“Es difícil
entender la falta de planes claros para acelerar la consecución de superávits
presupuestarios que permitan reducir el nivel de deuda y aliviar la carga de
los intereses”
Sabiendo el
importe y conociendo sus consecuencias, resulta difícil entender las razones
por las que desde los equipos económicos de los partidos políticos no se presentan
planes claros para acelerar la
consecución de superávits presupuestarios que permitan reducir el nivel de
deuda y aliviar la carga de los intereses. Es llamativo observar como plantean
alegremente propuestas de aumento de gasto público sin concretar claramente
como lo financiarán.
El principal problema de la deuda pública es que hay
que devolverla y para ello es fundamental
continuar y acelerar el proceso de
consolidación fiscal con el objetivo de situar la deuda en niveles
sostenibles en el medio plazo. Una consolidación fiscal que se debe acometer
comenzando por una reforma integral del sector público, eliminando las
duplicidades del Estado Autonómico y buscando medidas que faciliten la
eficiencia en su funcionamiento.
Esta es mi opinión
Pablo Sáez
Alonso-Muñumer
Vicesecretario
General del Consejo Político de VOX